Finalmente ha llegado el día, y Chrome OS ha sido expuesto al mundo de forma oficial. En este último año y medio se vio y escucho de todo, desde toneladas métricas de rumores hasta versiones falsas diseñadas a mano que a simple vista parecían bastante convincentes. Pero después del anuncio hecho por la gente de Mountain View, lo primero que ha sido posible confirmar es que ya no es del todo adecuado calificar a Chrome OS como un sistema operativo, sino que debemos hablar de plataforma operativa. Es el software "y" el hardware que lo ejecuta. Chrome OS no fue presentado en un sitio oficial, con ISOs disponibles e instrucciones para aquellos que desearan probarlo de forma física o virtualizada. Google entregó información sobre Chrome OS, pero también entregó netbooks, dando la patada inicial para una prueba piloto, una decisión razonable si se tiene en cuenta lo que está en juego.
¿Y qué está en juego? El resultado de la batalla entre dos modelos informáticos que han estado intercambiando puñetazos desde hace mucho tiempo. Por un lado tenemos la informática convencional, con software local, funcionalidad local, y seguridad local. Y por el otro, el de la informática en presentado por Google... aunque debemos hacer mucho énfasis en el la nube. Terminales simples y eficientes, mínimas extensiones físicas para acceder a todas las aplicaciones y toda la capacidad que hoy ofrece la nube. Parece ilógico pensar que alguien pueda abandonar su política de información, juegos y respaldos locales (entre otras cosas), para rendir todo ante el poder de la nube, pero no es Google el único que cree que es posible. El ruido generado por Chrome OS ha alcanzado a prácticamente todo medio especializado, y su presentación oficial, por más sencilla que resultara, cotizaba en bolsa. El 7 de diciembre de 2010 tal vez no tenga relevancia en los años a seguir, o tal vez se convierta en un día histórico para la informática, como fue el 12 de agosto para la IBM PC o el 20 de noviembre paraWindows 1.0.
Si hay algo queel navegador Chrome nos ha transmitido en estos dos años es la sensación de velocidad. Antes, los navegadores se concentraban en cuestiones como compatibilidad y estabilidad, pero cuando Chrome llegó al vecindario, la velocidad en JavaScript quedó en boca de todos. Y por supuesto, Chrome OS no puede ser la excepción sino la regla, ya que el alma de esta nueva plataforma no es otra cosa más que el mismo navegador que utilizamos todos los días. Y la velocidad no sólo puede apreciarse en su funcionamiento, sino también en su puesta en marcha. Literalmente, una netbook con Chrome OS requiere de cuatro pasos y aproximadamente un minuto de atención por parte del usuario antes de estar lista para la Web. De más está decirlo, la cuenta en Google (sea nueva o existente) es obligatoria, pero la foto para el perfil es opcional.
A pesar de todo esto, la mayoría de los que han tenido acceso preliminar a la plataforma concuerdan con el hecho de que tiene varios bordes afilados que requerirán mucho trabajo, especialmente a la hora del rendimiento. Transiciones y animaciones a la cabeza, junto con todo lo relacionado a WebGL, deberán ser prioridad para Google si quiere entregar una experiencia plena. Por supuesto, la ausencia de soporte para USB en el estado actual de la Cr-48 llamó demasiado la atención. No son pocos los que buscarán conectar un pendrive y estudiar el comportamiento del sistema a la hora de abrir e importar archivos externos. Y si tiene alguna intención de introducir Chrome OS al entorno empresarial (hay varios indicios que así lo revelan), el soporte para Impresión en la Nube deberá ser impecable como mínimo.
Para finalizar, sólo podemos agregar que este no parece ser un simple proyecto que puede ser cancelado sin mayores consecuencias en caso de que no tenga la aceptación suficiente. Con hardware y acuerdos especiales de por medio, Chrome OS es una apuesta grande. El Programa Piloto tiene un rol de salvaguarda, un último fusible que puede quemarse antes del desastre. El mercado de los móviles ha sido especialmente despiadado a la hora de marcar los fracasos. El Nexus One no vendió tanto como se hubiese esperado, y el fiasco de Microsoft Kin fue una verdadera bomba nuclear. Pero Chrome OS no es un móvil. Es toda una plataforma, y con ella va la idea fundamental de Google sobre cómo deben ser los ordenadores del futuro. Visto de esta forma, la espera no sólo es comprensible, sino también justificada. Hasta aquí, Mountain View logró su objetivo: Todos estamos mirando a Chrome OS.